miércoles, 14 de septiembre de 2011

GRADOS: 12 DE MARZO DEL 2010




Mis palabras no son mías son una polifonía de emociones, pasiones y tensiones de los 142 compañeros, profesionales de la educación,  que nos graduamos hoy.  Me siento responsable y muy agradecida.  Y  Como “la ingratitud es hija de la soberbia” nos dice el Quijote, hoy quiero comunicar mucha humildad y, por eso, mucho agradecimiento.
Hoy la Pontificia Universidad Javeriana nos encomienda –recordemos nuestra inducción  ya lejana- la misión de vigorizar una presencia en el país que contribuya a la solución de la “crisis ética y la instrumentalización del ser humano”, la “falta de conciencia sobre la identidad cultural”,  “el desconocimiento de la pluralidad y la diversidad”  (así dice nuestro proyecto misión).
Nosotros atenderemos estos problemas CON EDUCACIÓN…. educación humanista y a partir de la riqueza de la lengua que hablamos para hacernos diálogo, conversación y solidaridad. Una educación humanista desde la lengua que hablamos para salir de la individualidad y volvernos nosotros, polifonía de sujetos distintos, viviendo juntos y en paz.
La Licenciatura en educación básica, con el bello énfasis de “humanidades” y “lengua castellana” nos ofreció en estos años: didácticas, modelos pedagógicos, análisis discursivos, para hacernos intelectuales de la educación. No nos hizo repetidores de fórmulas y aplicadores de instrumentos; no nos hizo policías de la cultura. Nos hizo pensadoras y pensadores.
Nos enseñó conceptos, preceptos, pero también y sobre todo, nos hizo, SENTIR  la educación de OTRO MODO. Nos hizo pensar la educación DE OTRO MODO. Nos hizo emocionarnos por la educación DE OTRO MODO.
Sé que a ustedes les pasa una aventura parecida: llegué a la Licenciatura a buscar la imagen presentida: ya no somos los mismos. Les confieso: YA NO SOY LA MISMA: el eco de las palabras de Alejandra Pizarnik suenan en mi memoria: “Te deseas otra, la otra que eres se desea otra…” y se hizo  “delicia el perderme en la imagen presentida… “yo fui en busca de quien soy, peregrina de mí, he ido hacia lo que duerme….”  (Pizarnik)
Les confieso, yo ya no soy la misma.  
Las Humanidades introdujeron en mí la inquietud de la búsqueda y de la indomable libertad. Las ciencias humanas me hicieron comprender que la educación no es término sino camino, pura andadura, pura libertad de horizonte, adicción al horizonte y al camino.
Cito al Quijote:  
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Las humanidades me llevaron a ver la educación como camino y andadura, como ese aventurar la vida hasta ser de otro modo. Para mí leer y escribir se han vuelto –en palabras de Sor Juana Inés de la Cruz- “fuerza ajena”. ….y continúa Sor Juana: “Bien se deja en esto conocer cuál es la fuerza de mi inclinación. Bendito sea Dios que quiso fuese hacia las letras y no hacia otro vicio”.
Soy otra, y me deseo otra, ¿les pasa a ustedes lo mismo? Por esa misma razón  no entiendo la educación, ni la escuela de la misma manera:
En primer lugar: Frente a una escuela que lo que le ha importado es solamente pensar bien, “ego cogito”, desarrollo del pensamiento…, quiero que la educación del cuerpo sea el cuerpo de la educación como lo plantea Sandra Pedraza, investigadora colombiana …..el cuerpo en la educación, la educación del cuerpo, el cuerpo como territorio de felicidad.
Las experiencias de los muchachos pasan por el cuerpo, ellas no son ajenas a las relaciones de noviazgo a las relaciones que establecen con amigos,  y tampoco son ajenas a las estéticas y adscripciones que generan a través de él.  Así, pensar en el cuerpo ya no como un aparato de vigilancia y disciplinamiento   sino como un proyecto corporal que se puede plantear desde sus mundos de la vida,  atendería en buena medida a los reclamos expresos que los chicos y chicas hacen evidentes con su cuerpo.
En segundo lugar, quisiera invitar a una formación de maestros en un saber propositivo sobre la convivencia y la ciudadanía.  Hoy en que ésta competencia ciudadana es tan solicitada, hay que llamar la atención que el concepto de lo pluriétnico y pluricultural debe ser tomado en serio en la cotidianidad de la educación.  Ni la convivencia ni la formación son un ejercicio mecánico, homogéneo o neutro, sino que está transversalizado por lo pluricultural de la vida escolar  de los jóvenes y las jóvenes: pluriculturales son sus cuerpos, sus modos de ser amigos, los lugares donde se reúnen, los modos como surgen los afectos y los noviazgos; también son pluriculturales los lugares de encuentro. 
Entonces formar integralmente y educar para la convivencia significaría educar en la capacidad de comprender la riqueza de la diferencia.  Formar para la convivencia es aprender   a vivir no desde la primacía de la norma, sino que convivir es aprender a vivir desde la primacía de los mundos de la vida: sus voces, sus reclamos, sus cuerpos, desde lo que quieren. Educar para la convivencia es finalmente encontrarle sentido a la felicidad de estar juntos, sin pretensiones de homogeneidad; estar felices en la pura diferencia.
Y es que…. El énfasis en humanidades y lengua castellana nosss inmunizó de confundir  formar con FORMATEAR. La Licenciatura hecha de narración, poesía, cuerpo, imaginación nos mostró la formación como experiencia de sí, como experiencia de otros: orgullosos de ser hombres, de ser mujeres que se buscan incansablemente de otro modo.
FINALMENTE: Agradezco la heroicidad de nuestros profesores: que en la educación mediada nos aportaron  sus “enseñas” y  sus “hazañas” hasta el punto de ser una pedagogía de “enseñanzas” y “Hazañanzas”. Agradezco mis días enteros en la biblioteca, el trabajo en los grupos de investigación. La particular dedicación del P. Fernando en mi trabajo de grado. Agradezco a quien me ama…. y a mis Padres Ana y Antonio con quien saldo hoy una vieja deuda.
Y ustedes todos: Compañeros y compañeras, PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN nos vamos para nuestros rincones lejanos, a proponer  la educación DE OTRO MODO,  donde siempre habrá a nuestro lado un hermano, la misma sangre de Javier….muchas gracias.

Blanca Nubia Méndez Arroyo.
Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana.

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